Se basa en
la historia y la observación clínica.
Durante una serie de semanas o meses se
realizan pruebas de memoria y de funcionamiento intelectual.
Se realizan
análisis de sangre y escáner para descartar diagnósticos alternativos.
Se ha
conseguido aproximar la certeza del diagnóstico a un 85%, pero el diagnóstico
definitivo debe hacerse con pruebas sobre tejido cerebral, generalmente en la
autopsia.
Las pruebas de imagen cerebral pueden mostrar (sin seguridad)
diferentes signos de que existe una demencia, pero no de cuál se trata.
Se basa en la presencia de
ciertas características neurológicas y neuropsicológicas y en la ausencia de un
diagnóstico alternativo, y se apoya en el escáner cerebral para detectar signos
de demencia.
Actualmente existen en desarrollo nuevas técnicas
basadas en el procesamiento de señales electroencefalográficas
martes, 28 de agosto de 2012
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